Paridad y alternancia: ¿Cómo llegamos en materia de igualdad de género a las Elecciones 2021?

Paridad y alternancia: ¿Cómo llegamos en materia de igualdad de género a las Elecciones 2021? (Fuente: Andina).

En las Elecciones 2021, solo 4 mujeres intentarán llegar a la presidencia de la República, de un total de 34 precandidatos. ¿Qué debemos tener en cuenta para garantizar una participación igualitaria en los próximos comicios?

En los últimos 20 años y de cara a las próximas Elecciones Generales, la participación de mujeres en política se ha mantenido en un 38% en promedio, de acuerdo al Jurado Nacional de Elecciones (JNE). La recientemente aprobada reforma electoral de paridad y alternancia busca que dicha estadística aumente al 50% en los próximos comicios del 2021.

Asimismo, la paridad exige a las organizaciones políticas que incluyan el mismo número de hombres y mujeres en sus fórmulas presidenciales y congresales, mientras que la alternancia dicta que las candidatas y los candidatos se ubiquen de forma intercalada en dichas listas. A pocos días de presentar a sus precandidatos oficiales, empezamos a ver el panorama: solo 4 mujeres tentarán la presidencia en el 2021 (de un total de 34 candidatos) y la ONPE aún debe pronunciarse sobre si las organizaciones políticas han cumplido con la mencionada reforma que busca reforzar la igualdad de género en política.

Además, Pilar Tello, responsable del Área de Género para Latinoamérica de IDEA Internacional, destaca que la reforma de paridad y alternancia “es importante porque permitirá que haya un mayor número de mujeres postulando a cargos (públicos) de toma de decisión. A su vez, las mujeres no solo serán el 50 por ciento, sino que estarán ubicadas en lugares expectantes que incrementen sus opciones de ser elegidas”.

Si bien las mujeres representan la mitad del electorado, el ejercicio de sus derechos políticos aún se encuentra en un terreno disparejo en comparación con los hombres. En las pasadas elecciones extraordinarias 2020, donde se eligieron a los nuevos miembros del Congreso, sólo el 10% de partidos políticos incluyó a mujeres en sus fórmulas, de acuerdo con el Jurado Nacional de Elecciones.

Por otra parte, Adriana Urrutia, presidenta de Transparencia, sostiene que lograr la paridad y la alternancia no es un tema solo de mujeres, sino de reforzamiento de nuestra democracia. “Si queremos hacer un Parlamento más representativo debemos optar porque sea el reflejo de la sociedad, y la manera más sencilla debería ser partiendo de que la mitad tenga una representación femenina”.

Si la participación de mujeres en política es de 38% en promedio, el porcentaje de mujeres elegidas es incluso menor. Según el último reporte electoral del JNE, desde el año 2001, las candidatas electas no han superado el 29% de representación nacional. Sin embargo, lo más grave es que las mujeres que logran ocupar un cargo público tienen que enfrentarse al machismo que domina el juego político, afirmó Adriana Urrutia.

Para la politóloga Katherine Zegarra, las mujeres en política también son constantemente “estigmatizadas” por su vida social. “Necesitamos tener otro tipo de mirada, que no diferencie cómo vemos a un candidato o candidata. Pero también se necesita un cambio cultural y de prácticas. La ciudadanía tiene que cuestionarse cómo estamos viendo a las mujeres candidatas y electas, y cómo esa visión se contrapone con lo que hacemos con los candidatos hombres”, agregó.

Finalmente, el JNE ha reportado que el porcentaje de congresistas electas por voto preferencial, por lo general, permanece por debajo del 50%. Incluso, se llegó al porcentaje más bajo en las Elecciones Generales de 2016 con solo 19% de mujeres elegidas. Este año, en las elecciones extraordinarias para el Congreso, el porcentaje se incrementó, pero solo un 32%.

Por último, Adriana Urrutia agrega que “la reforma de paridad y alternancia está inconclusa porque está supeditada a la eliminación del voto preferencial, o sea que las mujeres puedan estar en las listas a la par que los hombres y que a su vez sean electas con la misma probabilidad. Al no eliminarse el voto preferencial, el  elector cargado de las representaciones tradicionales de la política podría tener una proclividad a votar por un representante masculino”.

O.S.M.P.