El último jueves 19, José Antonio Torres Navarro, con tan solo 34 años de edad, muere aplastado por un ascensor en el lugar donde laboraba. El joven era de nacionalidad venezolana y la empresa donde trabajaba era una compañía textil que se encuentra en la cuadra uno de la Av. Canto Bello en San Juan de Lurigancho, donde recibía el pago 220 soles por semana.
Al lugar de los hechos, llegaron los familiares del hombre exigiendo respuestas a las autoridades. Entre ellos estaba la pareja, con gestación de siete meses, y el sobrino. Ambos estaban quejándose que el accidente ocurrió a las 5 p. m. y hasta el momento no cuentan con mayor información.
Indican que el joven estaba colocando mercadería dentro del ascensor hasta que este se desplomó causando hasta el desprendimiento de una de sus extremidades. Por ello, hacen un llamado para que la empresa se responsabilice del accidente y así no ocurra otro final letal con otro trabajador.
Los familiares declararon que la repatriación del cuerpo tendría un costo muy elevado, por ende, decidieron que el cuerpo sea cremado en el país.
A.G.M.M.
