Ricardo Sánchez Serra
Hace pocos días se celebró en Lima una ceremonia histórica, realmente trascendental, por su significado de gratitud: 34 pilotos y personal auxiliar de la Fuerza Aérea del Perú, fueron distinguidos con la medalla de honor del Gobierno de Argentina.
Los militares peruanos habían participado en una operación secreta, en mayo de 1982, de auxilio a las fuerzas armadas argentinas que luchaban en la Guerra de las Malvinas.
Era un secreto a voces que el Perú había enviado una flotilla de aviones Mirage, a una Argentina que sufría un embargo de armas y el bloqueo británico.
Por primera vez se reconoce el apoyo material y humano de Perú a Argentina y el agradecimiento llega 37 años después, algo tardío, pero justo y necesario. Una expresión más de la amistad peruano-argentina.
Haciendo un paréntesis en la capilla de la Embajada se rezaba por los soldados y rememoro que miles de peruanos se inscribían para combatir por Argentina. Luego de la guerra, se les otorgó un diploma de agradecimiento.
Por ello hay que felicitar al embajador argentino Jorge Yoma y a la Agregaduría Aérea Argentina por el gesto sublime de reconocer a tan valeroso personal peruano, que apoyó a sus compañeros de armas. Una deuda de honor saldada.
Igualmente, destacable fue que para la premiación llegaron especialmente de Buenos Aires, el teniente general Bari del Valle Sosa, veterano de la guerra y actual Jefe de Estado Mayor Conjunto de las FF. A.A. Argentinas, el senador Alfredo Luenzo, periodista en el frente de guerra en Las Malvinas y Ernesto Gaspari, alto funcionario de la cancillería argentina. Por la parte peruana, estuvieron presentes, el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general de Ejército César Astudillo y el general del Aire Rodolfo García Esquerre.
Asimismo, se develó un busto en la sede de la Embajada del presidente Fernando Belaunde Terry, que apoyó a Argentina, en el que participó su sobrino, el excongresista Víctor (Vitocho) Andrés García Belaunde y el ministro de Cultura Francesco Petrozzi.
No es momento de debatir, si la flotilla de aviones fue enviada por el entonces ministro de Guerra, el “gaucho” Cisneros y que después dicha acción se la comunicó a Belaunde o fue el propio mandatario que tomó la decisión. Vitocho asegura que fue el presidente que lo ordenó.
La historia de lo que ocurrió en la Guerra de las Malvinas dista mucho de ser finiquitada. Un ejército de historiadores tiene la tarea de completarla y escarbar sobre si es cierto que Estados Unidos prohibió a Gran Bretaña el uso de armas nucleares, el ofrecimiento soviético –en Lima- de 100 aviones Migs que Argentina rechazó o la propuesta de Angola de atacar la base inglesa en la isla de Ascensión, entre muchas otras creencias o verdades.
Pero detengámonos hoy en el homenaje argentino al valiente personal de la FAP, un testimonio histórico plausible y eterno de la amistad entre los dos países, que viene desde la gesta libertaria de San Martín.
*Exasesor de la Embajada de Argentina en Lima.