Andrew Wardle ocultó uno de sus más grandes secretos: nació sin pene. El británico de 45 años había nacido con extrofia vesical, un raro trastorno congénito en el que los genitales no llegan a formarse. Luego de diferentes problemas e inconvenientes, Andrew decidió poner fin a su secreto y en 2015 se volvió conocido por ser participe de un documental, donde narraba su historia.
Su caso llamó la atención de diversos especialistas médicos del Hospital Universitario de Londres, quienes le ofrecieron la opción de un implante biónico que le permitiría tener una vida sexual activa.
Andrew aceptó la opción del implante biónico, pero la operación no fue fácil para esta se requirió extraer piel, músculos y nervios del brazo, además, de una vena en la pierna. La parte biónica consiste en un depósito de agua salina implantado en su abdomen que rellena un cilindro insertado a lo largo del pene y se activa gracias a una bomba eléctrica alojada en su escroto, y así genera una erección firme.
Después de la cirugía, Andrew tuvo que tener una erección durante 10 días y enfrentó otras seis semanas de convalecencia hasta que pudo ponerlo en práctica con su novia Fedra, de 28 años, a quien hasta antes de su gran revelación le había dicho que tenía un “microchip implantado en el riñón” que le impedía tener relaciones.
Asimismo, el costo total de la operación fue de 55 mil dólares según informo ABC, “Tuve que probar la función todas las mañanas y noches y dejarla erecta durante 20 minutos, entonces una mañana, dos días antes de que no fuéramos, simplemente sucedió. Fue agradable y natural, y así es como quería que fuera”, declaró Andrew.
T.V.M.
