Sydney Brenner, quién dejó de existir el pasado viernes en Singapur, fue considerado uno de los más importantes investigadores para la segunda mitad del siglo XX, pues sus hallazgos revolucionaron la forma de entender el funcionamiento de los seres vivos; analizando los contenidos en el ADN de los tejidos y el comportamiento de sus órganos.
Uno de sus máximos reconocimientos le fue otorgado el 2002, recibiendo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina. Su nominación se debió al aporte de sus investigaciones sobre el funcionamiento genético, su regulación, desarrollo y posterior muerte de las células.
Es para esto que realizo el famoso experimento en el que usa el gusano «caenorhabditis elegans», cuyo organismo con solo 959 células, le permitió responder a preguntas científicas básicas. Ahora, cientos de científicos los utilizan en todo el mundo para realizar más investigaciones en la biología
Es así que Brenner recibe el Nobel por su trabajo con el gusano, en opinión del biólogo y expresidente del CSIC Carlos Martínez Alonso, pudo haberlo recibido por otras de sus contribuciones pues participó en la edad dorada de la biología molecular (1953 y 1966) cuando se desvelaron los principales secretos del código genético y la producción de las proteínas.
Brenner trabajó incansablemente hasta el final de sus días en Singapur, país al que ayudó a posicionarlo como referente en investigación biomédica, trabajando para su gobierno en los ochentas, para luego consolidar su compromiso con la juventud, pues para él, son los jóvenes los únicos capaces de resolver los nuevos problemas a investigar.
K. V. C.