El popular festejo taurino tiene orígenes medievales, y desde 1999 se celebra el martes de la segunda o tercera semana de septiembre; al mismo tiempo que la fiesta de la Virgen de la Peña, pero la brutal celebración ya no volverá a darse con el sacrificio de un toro de lidia.
El Tribunal Supremo tomó la decisión de no admitir la tortura de los toros en manos de la población como parte de su celebración anual. La decisión fue posible gracias a la intervención de asociaciones animalistas, que, en el año 2016 en conjunto con la Junta de Castilla y León, aprobaron un decreto que prohibía de manera absoluta el festejo del mencionado festival.
A pesar de los opositores, aún existe mucha gente que disfruta de actividades como la muerte de un animal en pleno ruedo, y con el objetivo de proteger su festividad, los pobladores declararon en 2011, dicha fiesta como Patrimonio Cultural Inmaterial. Cabe señalar que en el año 1980, la sangrienta celebración fue declarada Fiesta de Interés Turístico de España, por la Secretaría de Estado de Turismo.
Así mismo, en 1999 fue declarado por la Junta de Castilla y León como Espectáculo Taurino Tradicional.
De acuerdo con lo establecido, a partir de la fecha, si los pobladores piensan llevar a cabo sus celebraciones, deberán hacerlo sin la ejecución del animal, de lo contrario, se tomarán las medidas necesarias.
A.G.P.