Este cuadro tiene como presentación de la época antigua un matrimonio de un capitán español y una ñusta, más conocida como princesa imperial del Perú, y el de su hija como una tradición militar son nominados imposible en el cuadro cusqueño anónimo del siglo XVIII. Este cuadro será visto en el museo español del Prado por la celebración de Arco 2019, del cual tiene como invitado a nuestro país.
La pintura, proveniente del Museo Pedro de Osma tiene como título el Matrimonio de Martín de Loyola con Beatriz Ñusta y de Juan de Borja con Lorenza Ñusta de Loyola (1718). Esta boda tiene como propósito las alianzas religiosas y políticas entre los incas y los jesuitas.
Este evento será inscrito en el programa La obra invitada, patrocinado desde el 2010 gracias a la Fundación Amigos del Prado. El director del Prado, Miguel Falomir menciona que este programa intentamos traer al museo alguna obra representativa de periodos históricos, geográficos o artistas que han sido poco representados, como el arte del virreinato del Perú. Esta obra es interesante desde todos los puntos de vista: histórico, artístico e iconográfico.
La obra virreinal procedente del Museo Pedro de Osma, en Barranco, muestra dos escenas matrimoniales en el mismo sitio con una diferencia de 40 años en las zonas alejadas de la Península Ibérica y el virreinato peruano.
Es una composición imposible, una creación, un cuadro que relata dos situaciones. La pintura virreinal se ha entendido, en muchos casos, como una mera copia del arte europeo, que no merecía ciertos lugares de exhibición. Hoy en día está en alza la conciencia del arte mestizo”, dijo Pedro Pablo Alayza, director del Museo Pedro de Osma.
La representación de la primera boda, fue en 1572, uniendo al capitán español Martín García de Loyola con la ñusta Beatriz Clara Coya, hija de Sayri Túpac, hermano del último inca Túpac Amaru I.
Por la otra parte, la segunda nupcial, fue celebrada en Madrid en 1611, de Ana María Lorenza de Loyola Coya, hija mestiza del primer matrimonio, con Juan Enríquez de Borja, nieto de San Francisco de Borja.
Es interesante observar el hecho de los incas sean representados simbólicamente durante el siglo XVIII ya que dice mucho del prestigio que mantuvieron a lo largo del virreinato a sus descendientes, que fueron los caciques de las autoridades locales descendientes de las familias incas más antiguas”, dijo el director Alayza.
J.Q.P
