Ricardo Sánchez Serra
En las relaciones internacionales hay que jugar limpio, ser transparente y respetar a los países amigos. Eso es lo que no ha hecho Túnez al invitar a la inexistente República Saharaui (Rasd) a la Octava Cumbre Internacional de Tokio para el Desarrollo de África (Ticad), complicando así no solo las relaciones con Marruecos -que no participó del evento y retiró a su embajador por considerarlo como un gesto “hostil”, “inédito” y “una provocación grave”-, quebrando la Unión Africana y desairando a Japón, que no solo no reconoce a la Rasd, sino que no fue consultado para tal invitación, conforme lo establecían los acuerdos.
Si bien Túnez aclaró que no hay cambios en su política exterior y es “neutral” en el conflicto del Sáhara Occidental, es bien conocido que el régimen autocrático del presidente Kais Said, está subordinado al apoyo económico argelino y su seguridad. Además, está claro que no existe neutralidad cuando el mandatario recibe al cabecilla separatista del Polisario, Brahim Gali -conocido por sus vínculos con redes criminales de terroristas y narcotraficantes transfronterizas-, al igual que otros jefes de Estado.
Túnez ya no es un país serio, ni al que se pueda confiar. Con su actitud, atizó enfrentamientos en los países africanos que lamentaron la ausencia justificada de Marruecos en la cita, y se burló de Japón.
Los ministros de Relaciones Exteriores de Marruecos y Japón, Nasser Bourita y Yoshimasa Hayashi, respectivamente, mantuvieron conversaciones en una videoconferencia y el canciller japonés mostró su pesar, asimismo, por la ausencia de Marruecos, al que calificó de “socio esencial”, al mismo tiempo que confirmaba que Japón no había invitado a la seudo Rasd a la cumbre y que «había llamado a Túnez a tomar todas las medidas necesarias al respecto».
Hayashi expresó el deseo de su país de continuar trabajando con Marruecos en el marco de la Ticad.
La Ticad fue establecida por Japón en 1993, con el objetivo reunir a todos los Estados africanos para intercambiar sobre las formas y medios para fortalecer la asociación internacional destinada al desarrollo de África.
Cabe destacar que Japón siempre ha defendido una posición clara e inequívoca de nunca invitar a ninguna de sus reuniones de Ticad a la pseudo «Rasd», entidad no reconocida por las Naciones Unidas, y que no tiene ningún atributo de Estado de conformidad con lo dispuesto en la Convención Internacional de Montevideo.