Los afectados ante la falta del líquido elemental son principalmente la niñez de las zonas rurales de la región, quienes enfrentan cuadros graves de parasitosis y anemia.
Por otro lado, las comunidades indígenas de la región Loreto continúan enfrentando serias dificultades para acceder a agua potable y saludable, situación que repercute directamente en la salud de sus pobladores. Además, Miguel Ángel Cadenas, obispo de Iquitos y presidente de la Red Eclesial Panamazónica, destacó que el uso de agua proveniente de los ríos afluentes del Amazonas genera altos índices de enfermedades, especialmente problemas gastrointestinales y de piel, entre las poblaciones más vulnerables.
Sin embargo, Ángel Cadenas expresó su preocupación por el nivel de desnutrición y anemia que afecta a muchas de las familias en las zonas rurales. En su intervención, señaló que el consumo de agua contaminada contribuye a la propagación de diversas afecciones. Es decir, los niveles de desnutrición son intolerables ya que, hay enfermedades relacionadas con el consumo de agua que no son adecuados. Como: «enfermedades gastrointestinales y el problemas de piel», indicó.
Además de los problemas derivados de la falta de acceso a agua potable, la región enfrenta otro desafío de gran magnitud: la contaminación causada por la actividad petrolera. Puesto que, Cadenas añadió esta contaminación, que se arrastra desde hace más de 50 años, es responsable de las alteraciones de los ecosistemas acuáticos y, en consecuencia, afecta la salud de la población indígena ya que, los constantes derrames de petróleo y los conflictos generados por la industria también contribuyen a empeorar las condiciones de vida en Loreto, puntualizó.
En otras palabras, el tercer encuentro macro regional “Tejiendo Ciudadanía”, que reunió a autoridades y expertos en la problemática amazónica, se enfatizó la necesidad urgente de fortalecer la institucionalidad y las acciones democráticas para abordar los problemas medioambientales y de salud en la región. Por otra parte, especialistas y representantes del sector social coincidieron en que la prioridad debe ser mejorar las condiciones de vida de las poblaciones rurales, particularmente en lo que respeta a agua segura y salud.
El acceso al agua potable o tratada no es un problema aislado. Pasa por temas de infraestructura, planificación urbana, fuentes de energía y, sobre todo, voluntad política. Este último factor, de acuerdo al ingeniero Marcos Vargas Schrader, exgerente de Sedaloreto, es clave para revertir las alarmantes cifras en la región. “Es un tema de decisión política y, obviamente, viene acompañado de un aporte financiero”, manifiesta.
Según Marcos Vargas, explica que en el caso de la provincia de Maynas se contempló que el crecimiento demográfico se daría hacia la zona sur de Iquitos, capital de Loreto, lo que sucedió hasta que el territorio ya no se dio abasto y empezaron a incrementarse los asentamientos en las riberas del Itaya. “No hay una planificación urbana, la gente se va a vivir en las zonas inundables y los políticos en campaña les ofrecen agua, luz y luego se olvidan”, agrega.
Sin embargo, un reporte de monitoreo a la estrategia de actualización catastral elaborado por el Organismo Técnico de la Administración de los Servicios de Saneamiento (OTASS) en el 2020, indica que la empresa prestadora de servicios (EPS) Sedaloreto tiene apenas un “avance intermedio” en esta tarea. Por otra prate, si hablamos de distribución, como en el caso de Belén, donde la mayor parte de viviendas conectadas a una red de agua potable o tratada se concentran en el área urbana, nos queda un panorama aún más crítico. De 58 centros poblados rurales que conforman el distrito solo nueve cuentan con agua vía red pública o pilón, según el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).