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Día de la Cultura Afroperuana: Nicomedes Santa Cruz captura la realidad del país en su obra maestra “A Cocachos Aprendí”

El poema “La escuelita” uno de los más conocidos de Nicomedes proporciona una crítica nostálgica de su vivencia escolar, refleja métodos educativos de su tiempo.

Nicomedes Santa Cruz y la cultura afroperuana. Foto: Ifobae


Cada 4 de junio, Perú celebra el Día de la Cultura Afroperuana, una fecha establecida por el Congreso de la República en 2006 a través de la ley N.º 28761. Esta celebración reconoce y honra las valiosas aportaciones de la comunidad afroperuana al desarrollo y formación del país en diversas áreas, incluyendo lo económico, social, científico, cultural, religioso y artístico.

Un nombre fundamental en la historia de la cultura afroperuana es Nicomedes Santa Cruz Gamarra. Nacido el 4 de junio de 1925 en el distrito limeño de La Victoria. Santa Cruz fue un poeta autodidacta, periodista y preservador del folklore afroperuano, especialmente conocido por su trabajo con la décima tradicional. Este género poético, que estuvo al borde de la desaparición, fue revivido gracias a la dedicación de Nicomedes.

En 1956, este poeta comenzó a recorrer Perú, recitando sus décimas, y en 1958 fundó el conjunto “Cumanana”, a través del cual difundió el sentir del pueblo afroperuano y denunció problemas sociales como el racismo. Su influencia se extiende más allá de su época, marcando un antes y un después en la historia de la décima peruana.

Uno de los poemas más conocidos de Santa Cruz, «La escuelita», presenta una mirada nostálgica y crítica sobre su infancia en una escuela pública. Este poema no solo subraya la relevancia del sistema educativo en la sociedad peruana, sino que también trata temas como el arrepentimiento por no haber aprovechado las oportunidades educativas y la rigidez del sistema de enseñanza de aquella época.

Además, el poema evoca una época pasada en la que los juegos como el trompo y el bolero eran habituales, y la educación se impartía con métodos rigurosos y frecuentemente punitivos. Santa Cruz rememora estos juegos con nostalgia, ya que, con el tiempo, nuestro mundo ha ido desapareciendo con el avance de la tecnología y los cambios sociales. Los juegos tradicionales han sido reemplazados por los videojuegos.

En 1958, Nicomedes creó una reja para el mausoleo de Felipe Pinglo Alva, lo que se convirtió en una colaboración familiar. Fernando, el padre, ofreció el taller que Nicomedes había dejado años atrás. El tío César organizó las notas musicales en una partitura, que luego fueron dibujadas a tamaño real por el narrador, sirviendo como plantilla para que don Miguel Arista del Águila las tallara en madera. Estas tallas fueron utilizadas por el tío Pedro como moldes para fundirlas en bronce. Pedro, un entusiasta de la música criolla de la Guardia Vieja y admirador de Pinglo, tuvo la idea de la reja, y Nicomedes, en la cúspide de su popularidad, se encargó de darle forma. Así, los hermanos Santa Cruz hicieron esta donación, y Felipe Pinglo Alva recibió su reja.

El legado de Nicomedes Santa Cruz va más allá de sus poemas. Su trabajo ha permitido a las nuevas generaciones reconocer la importancia de la educación y valorar la cultura afroperuana. A través de sus versos, el periodista nos invita a reflexionar sobre la evolución del sistema educativo y la necesidad de métodos más humanos y efectivos.