La crisis económica en Bolivia y la caída del boliviano están generando un gran ingreso de peruanos hacia el país vecino con fines turísticos, mientras que el comercio en Desaguadero se desploma. Negocios peruanos en la frontera reportan caídas de hasta el 70% de sus ventas, obligando a muchos a cerrar o a despedir al personal.
La devaluación del boliviano ha golpeado fuertemente al comercio fronterizo. Comerciantes peruanos como Amalia Flores, vendedora de ropa en Desaguadero, describen una situación crítica: «Ya no hay venta. Nuestros compradores eran de Bolivia, pero ya no pueden comprar». La situación es similar para Adolfo Vilca, productor de truchas, quien ahora vende solo una cuarta parte de lo que antes exportaba a Bolivia. El problema, según los comerciantes, es que a los bolivianos les cuesta importar productos peruanos debido a la devaluación.
Mientras los negocios peruanos sufren, el turismo peruano a Bolivia está en auge. El tipo de cambio favorable permite a los peruanos disfrutar de destinos como La Paz y Copacabana a precios muy bajos. Edy Luna, turista peruana, afirma: «Para nosotros es barato ir a Bolivia ahora, pero para ellos es caro venir al Perú». Este aumento del turismo contrasta con la casi nula llegada de bolivianos a Perú, debido a la crisis económica en su país.
La situación es tan tràgica en Desaguadero que la Asociación de Comerciantes reporta que el 70% de las tiendas han cerrado y muchos migrantes han regresado a sus pueblos. Aunque las autoridades peruanas no reportan un ingreso masivo de bolivianos, la realidad en la frontera es un comercio paralizado, con comerciantes bolivianos vendiendo en soles para sobrevivir. Viviana Quispe, artesana boliviana, resume el sentir general: «Ahora no vendo nada. La gente no compra, no tiene dinero». La escasez de combustible y el descontento contra el gobierno boliviano agravan la situación. El futuro del comercio fronterizo es incierto, con comerciantes de ambos lados afectados por una crisis que parece no tener fin.