El viernes 13 de octubre de 1972, un avión militar que transportaba a Santiago de Chile a miembros del equipo escolar de rugby uruguayo Old Christians, junto con sus familias, simpatizantes y amigos, se estrelló en la cordillera de los Andes, a 3.500 metros de altura.
El avión FH-227D, con 45 pasajeros y tripulación, incluidos 19 miembros del equipo, había partido desde Montevideo, Uruguay. Cuando atravesaban los Andes, el piloto al mando en ese momento creyó erróneamente que habían llegado a Curicó (Chile), a pesar de que las lecturas de los instrumentos indicaban lo contrario.
Entonces, comenzó a descender demasiado pronto para llegar al Aeropuerto de Pudahuel y chocó contra una montaña, cortando inicialmente ambas alas y la sección de cola. La parte restante del fuselaje se deslizó por la montaña unos 725 metros antes de chocar contra el hielo y la nieve en un glaciar.
Al impacto murieron 12 personas, otros 17 en los siguientes días por las graves heridas y la falta de alimentos, finalmente sobrevivieron 16 personas. El accidente pasó a la historia como «el Milagro de los Andes”, uno de los episodios más impactantes de la aviación, ya que los sobrevivientes se comieron a sus compañeros muertos, hasta quedos de ellos lograron cruzar a pie las montañas hasta Chile y fueron rescatados 72 días después del accidente.
Sobreviviente del Milagro de los Andes
Este viernes se han cumplido 49 años desde la tragedia. Uno de los rescatados, Roberto Canessa, es ahora un cardiólogo especializado en cardiología infantil y, en 2016, compartió su testimonio con un programa de la BBC.
En aquel año, presentó su libro Tenía que sobrevivir: cómo el accidente aéreo en los Andes inspiró mi vocación para salvar vidas. Ahora la cadena británica ha publicado nuevamente su testimonio.
“Hay un instinto dentro de ti que te dice que tienes que comer algo. Así que pensamos en el cuero de los zapatos o de las correas. Empezamos a masticar el cuero, pero sentíamos que nos intoxicaba, porque tenía muchos químicos. Así que no nos quedaba nada”, refirió al inicio de su impactante testimonio.
“Para mí fue muy difícil invadir la privacidad de mis amigos y cortar una parte de sus cuerpos. Sentía que de alguna forma estaba violando su intimidad. Comer los cuerpos para vivir lo suficiente hasta ser rescatados fue más difícil para algunos que para otros. Muchas veces pienso que fue como un experimento humano. Luego se volvió común hacerlo, compartir la carne entre los sobrevivientes”, señaló Roberto Canessa a la BBC.
Comer carne humana para subsistir
Según el archivo periodístico, las autoridades y los familiares de las víctimas del Milagro de los Andes decidieron enterrar los restos cerca del lugar del accidente en una fosa común. Trece cuerpos quedaron intactos, mientras que otros 15 eran en su mayoría esqueléticos.
Previamente, dos fotografías tomadas por miembros del Cuerpo de Socorro Andino de una pierna humana a medio comer fueron impresas en la portada de dos periódicos chilenos, El Mercurio y La Tercera, que informaron que todos los sobrevivientes recurrieron a la antropofagia.
“Sobrevivimos porque fuimos un equipo, trabajamos juntos, nos ayudábamos. Lo único que teníamos era la vida y decías: ‘Voy a mantener esto y ver qué pasa, contra todas las probabilidades’. Cuando estaba en las montañas y veía a mis amigos muertos, sabía que yo podía ser el siguiente y me di cuenta de lo frágil que era la línea que separa la vida de la muerte”, refirió Canessa.
Alguien dijo «bueno, si Jesucristo dijo en la Última Cena ‘tomen mi cuerpo y mi sangre’, está bien». Pero para mí no era la Última Cena. Aunque luego me pregunté qué «pensaría» yo si fuera uno de los cadáveres. Estaría orgulloso de que mi cuerpo sea usado por mis amigos para vivir. Hoy siento que tengo una parte de mis amigos dentro de mí y tengo que ser agradecido con su memoria, aseguró.
Milagro de los Andes, legado
En junio de este año, History estrenó la serie “Inexplicable Latinoamérica con John Leguizamo” que presentó a científicos, historiadores, testigos y expertos analizando los eventos más misteriosos e insólitos de Latinoamérica, junto a sus principales protagonistas. Predestinados a no morir abordó el Milagro en los Andes.
El audiovisual cuenta cómo Roberto Canessa y Fernando Parrado, otros sobrevivientes, cruzaron las inmensas montañas para llegar a Chile, cansados y amenazados por la baja temperatura, la lenta espera del rescate y por la continua muerte de sus compañeros.
Las estadísticas aseveran que nadie es capaz de sobrevivir a un accidente de esta magnitud. Sin embargo, para algunos elegidos de ese vuelo, ese no pareció ser el caso. El grupo de personas que sobrevivió a la colisión, que en su mayoría tenía apena 20 años, se enfrentó a la temible Cordillera, con 30 grados bajo cero durante las noches y hambre.
Aparte de los 26 libros y nueve documentales que se grabaron para contar la dura travesía, se grabaron tres películas que llevaron el Milagro de los Andes a la pantalla grande. De ellas, «Viven» es la que logró plasmar el hecho lo más fiel a la realidad posible.
El lugar del accidente atrae a cientos de personas de todo el mundo que rinden homenaje a las víctimas y los sobrevivientes y tratan de comprender cómo sobrevivieron.
Fuente: La República
L.R.N.