Las Naciones Unidas acusaron a las fuerzas de seguridad de Honduras, en especial a la policía militar del país, por utilizar fuerza letal de manera excesiva contra los manifestantes que protestaban en contra de la reelección del presidente Juan Orlando Hernández, en noviembre. Por lo menos 16 personas, incluyendo dos mujeres y dos niños, fueron baleadas por agentes de seguridad durante las protestas que dejaron 23 muertos. Según un testimonio presentado ayer por la ONU, por lo menos siete personas murieron después de ser baleadas en la cabeza.
“Esos casos generan enormes preocupaciones pueden ser considerados ejecuciones extrajudiciales”, afirma el documento. “Análisis de las heridas sufridas por las víctimas indican que las fuerzas de seguridad utilizaron armas de fuego de manera letal e intencional, incluso en momentos en los cuales no había ni una acción disuasiva o de autodefensa”.
“La frágil situación de los derechos humanos en Honduras, que sufre con altos niveles de violencia e inseguridad, se debe deteriorar a menos que haya una verdadera toma de responsabilidad por las violaciones de derechos humanos y que las reformas sean adoptadas para lidiar con la profunda polarización política y social en el país”, afirmó Zeid Ra’ad al-Hussein, el alto comisario de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
F. H. A.
