DE CIUDAD DE LOS REYES A CAÓTICA CIUDAD

Un aniversario más:

DE CIUDAD DE LOS REYES A CAÓTICA CIUDAD

Alfredo Vignolo G. del V.

Estamos ad portas de celebrar el 483 Aniversario de la fundación de Lima, por Francisco Pizarro, con el nombre de “Ciudad de los Reyes”.

Tras la emancipación, Lima pasó a ser la capital de la República del Perú. Después de la guerra con Chile, se inició un período de expansión demográfica y renovación urbana.

Sin embargo, la población creció aceleradamente a partir de la década de 1940 como consecuencia de una fuerte inmigración desde las regiones andinas del Perú. Esto llevó a la proliferación de barrios periféricos conocidos como “pueblos jóvenes” pues la expansión de los servicios básicos quedó muy rezagada frente al crecimiento demográfico.

De acuerdo al censo de 1993, la población de la ciudad ascendía a 6,4 millones de habitantes, equivalente a un 28,4 % del total de la población del Perú en comparación con el 9,4 % que representaba en 1940. Hoy tendríamos cerca 10 millones de habitantes según Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

En 1963, bajo la presidencia de Fernando Belaúnde Terry, se llevaron a cabo por primera vez en el Perú elecciones municipales. Los mejores alcaldes que tuvo Lima, fueron Luis Bedoya Reyes, Eduardo Orrego Villacorta, Alfonso Barrantes Lingán y don Alberto Andrade Carmona.

Cabe precisar que hoy Lima desgraciadamente se debate en un tráfico infernal, la hora punta se ha convertido en perenne, la inseguridad ciudadana campea por doquier, y existe un silencio sepulcral de Luis Castañeda Lossio, en donde los puentes no se caen, sino se desploman, en donde no existe una política municipal realista, donde poco o nada interesa el vecino, salvo en procesos electorales.

El Jirón de la Unión se ha convertido en un mercado popular, los colores amarillos (color símbolo de solidaridad Nacional) están por todas partes, el Club de La Unión al costado del Palacio Municipal dejó de ser lo que fue, así como el Hotel Crillón que desapareció y el Hotel Bolívar es mudo testigo de la decadencia de nuestra capital.

Aún subsiste El Cordano, Los Huérfanos o Carbone a pesar del tiempo ido.

¿Sinceramente valdrá la pena decir Feliz Día Lima? Gracias a Dios no habrá reelección municipal, es demasiado el daño y desidia contra nuestra ciudad capital.

Lo sucedido debe llevar a una reflexión respecto de los deberes de las autoridades elegidas por voto popular. En el contexto de una profunda crisis de confianza, de falta de transparencia, opera como un conductor la desilusión.

Una parte de la cuantiosa aprobación perdida por la actual administración municipal de Lima tiene que ver, además de los errores cometidos, con la subestimación de los pedidos de información y transparencia y la arbitrariedad manifiesta en la toma de decisiones. Que los ciudadanos obliguen con sus firmas a un alcalde a informar significa asimismo una sanción moral.

Este suceso coincide con el aniversario de la capital, una ciudad que merece un enfoque de gestión que supere la etapa en que el silencio era la forma aceptada y aplaudida de gobierno. En un año electoral que renovará los gobiernos locales y regionales, es muy positivo para el debate público que quede establecido que la falta de diálogo y de transparencia no es un atributo de la gobernanza sino una señal de su empobrecimiento. Nunca más un gobierno mudo.